Para entender la arquitectura modular en instalaciones de equipamiento y servicios en la industria minera, se debe hacer referencia a su principio generatriz de diseño básico: uso de una forma simple de medida estándar, estructura portante en acero o madera, de ancho no superior a 3.55 metros, largo máximo de 12 metros, altura no superior a 3 metros y panelería de revestimiento. Es con esta definición propia de «módulo» que se puede construir un sistema complejo de relaciones llamado edificio.
Cada módulo asume una función y su sumatoria definirá el Layout funcional de cualquier propuesta. Es por ello que la tipología se nos presenta flexible y a la vez compleja. El módulo se puede transportar donde sea necesario e incorporar, horizontal y verticalmente, cada unidad a la conformación de un edificio, sin generar grandes modificaciones funcionales, condición que le otorga flexibilidad.
La complejidad está dada en el momento en que la propuesta modular no solo resuelva el requerimiento de albergue (habitaciones modulares,) sino que se le exija resolver programas más complejos, pues cada módulo debe ser capaz de cumplir funciones específicas y adherirse al sistema del edificio en funciones múltiples, manteniendo sus límites en forma y medida, herencia del módulo marítimo.
La mejora técnica y de dimensiones al que ha sido sometido el último módulo mencionado, es el modelo elaborado por la industria nacional, donde aspectos como aislación acústica y térmica, calidad habitable, espacios eficientes y un módulo flexible en forma y configuraciones, conforman, la mayoría de las veces, la mejora.
Particularmente en la industria minera, los emplazamientos de equipamiento y servicio que se resuelven modularmente son las instalaciones de habitación, casinos-comedores, recreaciones o gimnasios, es decir, todas las agrupaciones de carácter temporal conocidas como «campamentos mineros», que se hacen presentes en el territorio mina con ocasión de la construcción de algún proyecto de desarrollo de una compañía.
